Todo niño necesita un padre o una figura paterna. Con el transcurso de los años, el padre cobra cada vez más importancia, incluso más que la madre. El padre adquiere mucha relevancia en la pubertad, cuando el niño necesita disciplina y energía. Los que imponen la disciplina en las familias generalmente son los padres. Las madres, en cambio, tienden a ser más blandas, más indulgentes, en particular si lo tienen que hacer todo solas.
El hombre puede empezar a ser buen padre cuidando bien de la madre antes que nazca el niño. Luego debe aprender a ayudarla con el bebé. Es preciso que tome conciencia de lo agotador que es para ella y que lleve lo más posible de la carga.
Criar un niño no siempre es fácil ni divertido; pero cuando los padres tienen verdadero amor el uno por el otro y también por la criatura, hacen lo que sea que haga falta. Además, resulta más fácil si tienen presente el milagro que ha tenido lugar: Dios ha creado un alma inmortal y se la ha confiado a ellos. Desde ese momento tienen la obligación de sacar adelante al niño, con la ayuda de Dios, por supuesto.
A mí me encantaba ser padre. Todos los días dedicaba horas a mis hijos. Cuando eran lactantes, les preparaba biberones por la noche; y cuando fueron más grandecitos les preparaba el desayuno. Les enseñé a comer, a vestirse y muchas otras cosas. Me daba mucha satisfacción, me resultaba muy gratificante.
Procuraba pasar por lo menos una o dos horas diarias con ellos. En cuanto entendieron el lenguaje hablado, comencé a leerles relatos de la Biblia. Claro que cuando eran muy pequeños no lo captaban todo, y los más chiquititos normalmente se quedaban dormidos primero. Les leía una versión clásica y la traducía al lenguaje infantil, explicándoles casi cada versículo. Luego representaba el relato, y ellos quedaban fascinados.
Algún día te alegrarás de haber participado en el cuidado y la formación de tus pequeños. Habrás contribuido a formar seres humanos, una tarea apasionante ¿Te sientes capacitado para ello? Es posible que no, pero Dios es más que capaz, y te ayudará si tú pones de tu parte.
Oración de un padre
Ayúdanos a vivir de tal manera que todos nuestros hijos adquieran nuestras mejores virtudes y dejen atrás nuestros mayores fracasos. Muéstranos cómo podemos transmitirles la luz de la valentía y la compasión, y el espíritu de búsqueda. Que esa luz brille con mayor fulgor en ellos que en nosotros.